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En esencia, el término vaca púrpura es una metáfora para comparar los productos extraordinarios de los ordinarios.
Contemplar las vacas durante un rato puede ser interesante pero de a poco se vuelven aburridas. Pero una vaca purpura; si llamaría nuestra atención. Y esa en esencia es la finalidad del libro:
«Cómo crear productos que se diferencien del resto.»
A continuación:
10 lecciones que podemos aprender y reflexionar del Libro La Vaca Purpura
1 – El marketing ya no es lo que era
Ya no se trata de tomar un producto o servicio casi acabado y comunicar los beneficios de la misma. Hay que dejar simplemente de comunicar y empezar a innovar. Las personas están muy ocupadas para prestar atención a los anuncios pero a la vez están ansiosos por hallar productos que resuelvan un determinado problema o satisfaga una determinada necesidad. Encontrar una vaca púpura.
El marketing extraordinario es el arte construir cosas en las que vale la pena fijarse.
Las cosas aburridas son vacas marrones, una vaca purpura es el resultado de un marketing extraordinario.
2 – La curva de difusión de ideas
Los nuevos productos y las nuevas ideas siguen una curva que se inicia con los innovadores y los primeros adoptantes, crece hasta la mayoría y finalmente llega a los tradicionales.
Aunque parece atractivo intentar seducir directamente a la mayoría precoz y rezagada ya que es el público mayoritario, estos son fieles a sus marcas y si suelen cambiar de marca es debido a la recomendación de expertos quienes normalmente son los primeros adoptantes que a la vez suelen ser influenciados por los innovadores quienes son aquellos que desean ser siempre los primeros en probar un producto diferente o que les plantee un paradigma de innovación.
Por lo tanto si logramos convencer a los innovadores de que prueben nuestro producto o servicio y si nuestro servicio llena sus expectativas nos abriremos paso al éxito.
3 – La mayoría de los consumidores están contentos o encasillados ya con una marca.
Sólo la gente que asume riesgos y difunde ideas en la izquierda de la curva está dispuesta a escucharle.
Los consumidores tradicionales no buscan un recambio y no les gusta adaptarse a nada nuevo. Usted no tiene poder para obligarlos. Su única oportunidad es convencer a la gente a la que le gusta el cambio, a la que le atraen las cosas nuevas, a la que busca activamente lo que usted vende, las novedades y ofertas. Luego sólo tiene que esperar a que la idea se difunda, que pase de los primeros adoptantes al resto de la curva.
4- La vieja regla vs. La nueva regla del marketing.
Ésta era la vieja regla:
Cree productos ordinarios seguros y combínelos con una gran campaña de marketing.
La nueva regla es:
Cree productos extraordinarios que interesen realmente a la gente.
Ya no se trata de hacer que un producto parezca atractivo e interesante después de diseñarlo, sino que, ante todo, se trata de diseñar el producto para que sea digno de propagarse como un virus.
5- Los transmisores son los agentes clave
Transmisores o también podemos llamarlos influencers. Estos son los agentes claves para la difusión de ideas. Es más fácil que los primeros adoptantes adquieran tu producto si se los recomienda alguien con experiencia y que inspire confianza.
Si se va contratar un influencer para que difunda la idea. Es importante llevar en cuenta 2 cosas:
– El influencer debe pertenecer al ramo o debe tener experiencia con relación al tipo de producto o servicio que debemos difundir.
– No importa cuántos influencers contratemos para que difundan nuestra marca, si el producto o servicio no es bueno, la difusión terminará en los primeros adoptantes.
Los influencers tienen que ser expertos o coherentes con el mensaje de nuestra marca. Y tampoco deben transmitir el mensaje como un vendedor sino como una recomendación.
6 – Los productos para todo el mundo están prácticamente inventados en su totalidad.
No se trata de crear un producto apto para todo el mundo, porque será para nadie.
La forma de llegar al público es dirigirse a un nicho en lugar de a un mercado amplio.
Hay que segmentar a los clientes. Sus anuncios (y sus productos) no deberían dirigirse a la masa, sino que deberían satisfacer a los clientes que usted elegiría si pudiera elegir a sus clientes.
Cuando Comedy Central puso a prueba South Park ante un focus group, batió un récord: recibió 1,5 puntos sobre 10 entre las mujeres. ¿Aterrador? Cierto. ¿Extraño? Para algunos. Pero el grupo que importaba (adolescentes y aquellos que actúan como si lo fueran) difundieron el mensaje y la serie fue un éxito. No es cuestión de ser raro; se trata de ser irresistible para una minoría de transmisores de fácil acceso. Irresistible, para el nicho adecuado, es lo mismo que extraordinario.
El principal secreto de los anuncios de Google es que son relevantes en el contexto y se presentan al tipo de persona que probablemente responderá a ellos. Uno ve un anuncio de Google momentos después de haber tecleado en el buscador el nombre de ese mismo producto. Si lo comparamos con la interrupción ruidosa y no deseada que sufre un consumidor menos centrado, la diferencia es clara.
7 – Si vale la pena hablar de un servicio o producto, la gente habla de él.
Tiene que desarrollar productos, servicios y técnicas que el mercado esté buscando.
Por eso hay que comenzar buscando qué problema puede tener su consumidor. Luego, una vez hallada una solución tan extraordinaria que despierte el interés inmediato de los primeros adoptantes entre este grupo de población, debe promoverlo en un medio en el que los transmisores puedan prestarle atención.
Por ejemplo; sin que nadie me haya pagado, estuve hablando sobre este genial buscador que compite contra Google.
8 – Si ser una Vaca Púrpura es una táctica tan fácil y efectiva ¿por qué no la utiliza todo el mundo?
Simplemente porque la gente tiene miedo, la gente prefiere encajar que ser extraordinario. Lo aprendimos en la escuela, ir a lo seguro, jugar según las reglas. Así que parece que nos enfrentamos a dos elecciones: ser invisibles, anónimos, no recibir críticas y estar seguros o correr el riesgo de la grandeza, ser únicos y ser la Vaca Purpura.
¿Cómo puede predecir qué ideas van a salir mal y cuáles le garantizan que valdrá la pena el esfuerzo que supone lanzarlas?
La respuesta es sencilla: no puede. Bueno, si fuera fácil convertirse en una estrella del rock, todo el mundo lo haría. No puede saber si su Vaca Púrpura funcionará. Nunca sabrá si es lo bastante extraordinaria o demasiado arriesgada. Ésa es la clave.
9 – Lo contrario de extraordinario… es: «muy bueno».
Las ideas extraordinarias tienen más posibilidades de difusión que las ideas que no lo son. Poca gente posee la valentía de hacer cosas extraordinarias. ¿Por qué? Creo que es porque creen que lo contrario de extraordinario es «malo», «mediocre» o «mal hecho». Por eso, si hacen algo muy bueno, lo confunden con algo digno del virus. Pero ésta no es una buena reflexión sobre la calidad. Si uno viaja con una compañía aérea y llega a su destino sano y salvo, no se lo cuenta a nadie, porque eso es lo esperado. Lo extraordinario es que el viaje sea horrible hasta extremos surrealistas o el servicio sea tan inesperadamente bueno que necesite contárselo a alguien («¡Llegamos con una hora de antelación!» «¡Me reembolsaron el billete por un leve retraso!» «¡Sirvieron empanadas (?) de regalo!»).
10 – La pasión por lo que haces. El ejemplo de Starbucks
Una cosa sobre Starbucks es evidente: el café es realmente delicioso. La razón es sencilla: a Howard Schultz (el director ejecutivo de la empresa) le encanta el café. Llama a todos los que no se han tomado la primera taza del día «precafeinados». Pasó meses en Italia, bebiendo y aprendiendo. Es un otaku del café. ¿De donde viene lo extraordinario? A menudo viene de personas apasionadas que hacen algo para ellas mismas.
Es interesante hacer notar que el chocolate en Starbucks no es tan bueno como el café. Parece que Howard no conoce tan bien este producto. La cadena no está obsesionada con el chocolate, simplemente lo sirve. ¿Está usted obsesionado o sólo se gana la vida? La pregunta principal sobre la Vaca Púrpura es: «¿Cómo sé que es extraordinaria?». Esta pregunta se la hace normalmente la gente que no tiene un otaku. John Scharffenberger, fundador de Scharffen Berger Chocolate, puede diferenciar sin problemas el buen chocolate del ordinario.